Hola, qué tal? Cómo llevamos el resacón post-Navidades? Aún nos quedan los Reyes Magos! Hay que aprovechar estos últimos días para acabar de recargar energías de cara a este larguísimo segundo trimestre que tenemos por delante!
Hoy, para empezar el año, os traigo un post bastante personal, y es que os quiero hablar de mi familia, en concreto de nuestra organización lingüística, porque en ese aspecto no somos una familia al uso. Si habéis leído el post que hice sobre mí, o si hemos interactuado en Instagram, sabréis que en casa estamos criando a nuestro pequeño hablando en inglés, catalán y castellano, aunque ni mi chico ni yo somos hablantes nativos. Por qué decidimos hacer esto? Let’s go a little back in time.
Yo siempre he sido una friki de la lengua inglesa, me ha fascinado totalmente, de pequeña siempre iba traduciendo las canciones que escuchaban mis padres, diccionario en mano. Nunca fui a una academia pero siempre se me dio muy bien. Empecé a hacer estancias en el extranjero en la ESO, y luego en la carrera hice prácticas en Richmond, y pasé meses en USA y Canadá cuando acabé. Obviamente, al decidir ser maestra, tenía que ser maestra de inglés. Y, como siempre, llegamos al 2013, el año que fui seleccionada para trabajar como profesora visitante en Austin, Texas (lee más sobre esta experiencia aquí!). Como digo siempre, éste fue un punto de inflexión en nuestras vidas. A parte de a nivel docente, el hacer una inmersión tan bestia en una lengua te da una soltura increíble, tanto que en casa pasamos a hablar un batiburrillo de catalán, castellano e inglés, simplemente porque hay conceptos e ideas que se expresan mejor en una lengua que en otra. Os ha pasado, verdad?
Nuestros amigos Cris e Isaac, compañeros de aventuras PPVV en Texas, se quedaron embarazados y tomaron la decisión de hablarle a su pequeña en inglés. Ver a nuestra niña crecer con tres idiomas fue eye opening para nosotros y decidimos que, cuando llegara el momento, lo queríamos intentar. Ellos siempre han sido una guía para nosotros como familia trilingüe y no sé si nos hubiéramos lanzado a esta aventura sin haber tenido su ejemplo a seguir. Dio la casualidad también que por casa teníamos el libro Crecer con dos idiomas, Una guía práctica para el bilingüismo, de Cunningham-Andersson, que había leído como maestra años atrás pero que como madre me abría un mundo nuevo!
Métodos de bilingual parenting
Haciendo research sobre el tema, pudimos ver que hay varios métodos de afrontar el plurilingüismo familiar. Uno de ellos, quizás el más extendido, es el método One parent, one language (OPOL), que como su propio nombre indica, consiste en que cada progenitor se dirija a sus hijos en una lengua distinta, esperando que respondan en esa lengua. Tradicionalmente ha sido el más recomendado, pero Cunningham-Andersson (2007) mencionan posibles problemas:
- Si el progenitor que representa una lengua no pasa suficiente tiempo con los niños, éstos no recibirán suficiente input en esta lengua.
- Si un progenitor no entiende la lengua del otro, puede causar problemas de comunicación.
- Investigadores han observado que, con frecuencia, siguiendo este método los niños acaban hablando la lengua mayoritaria aunque comprendan las dos perfectamente.
En este post del blog Bilingual Kidspot, que os recomiendo muchísimo si estáis interesados en el tema, hablan en profundidad sobre este método y mencionan como un elemento clave del OPOL es la consistencia.
Otro método es el llamado MLAH, o Minority Language at Home, donde ambos progenitores hablan la lengua minoritaria en casa y los hijos reciben el input de la mayoritaria fuera de ella. Os dejo más información al respecto otra vez en el blog de Bilingual Kidspot.
Cómo funcionamos nosotros? Método y obstáculos
Bueno, pues llegó el día, me quedé embarazada y seguimos adelante con la decisión de hablarle al peque en inglés, catalán y castellano. En nuestra casa seguimos aproximadamente el método OPOL, donde yo hablo inglés exclusivamente y mi chico habla “catañol”, o lo que es lo mismo, una mezcla de catalán y castellano que es lo que se habla generalmente en nuestro ambiente, aunque a veces me he tenido que pasar a la lengua mayoritaria en presencia de otras personas.

Al pasar la mayor parte del embarazo en Texas (volvimos cuando yo estaba embarazada de 7 meses), mucho del baby related vocabulary lo habíamos adquirido en inglés, así que palabras que antes no hubiéramos tenido ni idea de cómo decir, nos salían súper naturales: onesies, diapers, pacifiers, blankets, wipes, … you name it! Muchas otras veces he tenido que buscar info en diccionarios o hacer un quick search en Mr Google… Y ahora que el peque ya es más mayor, me parece una oportunidad perfecta para mostrarme vulnerable pero a la vez resolutiva. A veces le digo: “I forgot how to say ___ in English, I think we need to look it up!“, así que buscamos la palabra y la repetimos en contexto varias veces. Recientemente me pasó con la palabra “manillar”, y no había manera de que se me quedara… They’re called handlebars according to Word Reference btw 😉
Mucha gente me pregunta sobre si empecé a hablarle en inglés desde el mismo paritorio, si no me resultaba frío, si no me costó… La verdad es que no. Todo fluyó mucho más de lo que me esperaba! Empecé a comunicarme con él en inglés desde el minuto 0, y salvo raras excepciones, así hemos seguido. Dos situaciones que por lo general me cuestan manejar en una lengua que no es la mía son el amor y el manejo de la ira, tanto por su parte como por la mía. Cuando experimentamos emociones muy grandes, que necesitan verbalizar claramente lo que sentimos para poder domarlas, en más de una ocasión me he pasado al castellano. Al principio sentía que me estaba fallando a mí misma, que no le estaba haciendo ningún favor… Pero ahora siento que hago lo correcto, ya que la prioridad es su estado emocional por encima de la lengua que estemos usando.
Otro punto que nos ha costado bastante ha sido el de manejar la lengua cuando nuestro entorno no habla inglés. Al principio, que el niño no puede comunicarse, yo quería hablar tipo “Cuéntale a la abuela qué hicimos hoy… primero fuimos a pasear, luego…“, pero claro, el bebé no habla, yo le hablo en inglés, y la abuela no habla inglés! O cuando me dirijo a él en público y siento que puedo ser maleducada porque los demás no nos están entendiendo. Por suerte, nuestro entorno siempre nos ha apoyado al 100% y ha visto esta decisión como un regalo para el peque y su futuro. Es más, a parte de que los abuelos están aprendiendo (y usando!) más inglés, hay palabras que en nuestra familia (incluyendo tíos y abuelos!) han pasado a decirse en esta lengua: cheese, banana, lebali (así es como llama Leo a la peanut butter, don’t ask why), apples, spoon, please, blue, booby… A veces ha habido gente que nos ha preguntado cuándo íbamos a dejar de hacerlo, como si fuera algo temporal, pero al darles la explicación lo entienden bien.
How do we keep the minority language alive?
Por suerte, nuestra lengua minoritaria es el inglés, que es la lingua franca del mundo, lo que quiere decir que hay infinidad de recursos a nuestro alcance que podemos usar. Para nosotros, el recurso clave son los libros. La biblioteca de Leo está formada en un 90% por libros en inglés. Todos los días, sin excepción, leemos al menos media horita. A base de repetir sus favoritos, ha mejorado aspectos como el vocabulario, la entonación o incluso la memoria, ya que muchos se los sabe de corrido. Usamos mucho la música también, de hecho estoy creando una playlist multilingüe en Spotify con los Top Hits de Leo, que van desde Baby Shark a La Vaca Lola pasando por El Pot Petit. Como en casa no hay pantallas, no usamos los vídeos, aunque los abuelos sí le permiten ver un poco de vídeos en inglés. Al tener a nuestros amigos con sus peques en la misma situación, encontrarnos con ellos es siempre genial para usar la lengua!
En el futuro, nos planteamos pasar periodos de tiempo más o menos extensos en países de habla inglesa para hacer inmersión, buscar bilingual playgroups en nuestra zona… y como plan de futuro, futuro… Nos planteamos volver a USA a hacer de PPVV otra vez.
Leo con 28 meses

Ahora Leo se encuentra en plena explosión de lenguaje, es una cosa maravillosa de observar y yo me quedo absolutamente alucinada de ver los progresos que hace cada día. Nos encontramos en el punto de que es capaz de comprender lo que se le diga en cualquiera de los tres idiomas, pero que generalmente responderá en castellano. Las estructuras gramaticales las crea en español, excepto en ocasiones que usa el adjective order en inglés. Por lo general, el nombre de los objetos más cotidianos y de los animales (su pasión) los dice en cualquiera de las dos lenguas. Después de estas semanas de vacaciones, sí que he observado que usa mucho más el inglés, deduzco que porque hemos estado más tiempo juntos.
En general, como familia nos está valiendo mucho la pena y pensamos que es un regalo que le podemos hacer para su futuro. Hay un proverbio Chino que dice…
To learn a language is to have one more window from which to look at the world.
Y creo que ese es el motivo que nos hace seguir adelante en esta andadura plurilingüe.
More info
Si queréis saber más, os recomiendo mucho que visitéis la web de Bilingual Kidspot. A parte de su blog, también tienen grupos de Facebook donde las familias nos ponemos en contacto y compartimos experiencias. En concreto, yo os recomiendo los siguientes, que son cerrados y deberéis solicitar acceso si os interesan:
- Raising Bilingual Kids and Little Global Citizens
- Non-Native Language Parenting to raise Bilingual/Multilingual Children
Igual que os he comentado antes, el libro Crecer con dos idiomas, Una guía práctica para el bilingüismo, de Cunningham-Andersson está muy bien ya que es muy práctico y además incluye entrevistas con más de 50 familias de todo el mundo.
Muchas gracias por leerme, y si tenéis cualquier pregunta, ya sabéis dónde estoy!