About me, Reflexionando

Reflexiones sobre el curso 19-20

Good morning teachers!

Hoy os traigo una reflexión que ha empezado como post para Instagram pero que ha crecido demasiado en mi cabeza y he tenido que buscarle otro sitio, el blog. Os dejo un resumen y si alguien tiene ganas de más… ¡puede seguir leyendo después!

💖 Éxitos 2019-20

  • Lanzarnos a la piscina con el flexible seating y, aún teniendo nuestros más y nuestros menos, ¡ser un exitazo! En el “Compartiendo Educación” con @blogdeunmaestro os di todos los detalles del proceso.
  • Haber integrado mis primeros pasos en Flipped Classroom gracias a las herramientas adquiridas en el curso de INTEF. Lo que me ha gustado más ha sido que los alumnos han creado sus propios vídeos flipped para enseñar a sus compañeros.
  • Mejorar actividades que años anteriores no habían acabado de funcionar, como por ejemplo jigsaw reading o el breakout digital sobre la reproducción.
  • Haber implementado pasos para mejorar la conciencia ecológica de mis alumnos, sobre todo a través del ejemplo.
  • Poder compartir al fin con mis peques la noticia más importante para mí, ¡y ver sus caras de alegría e ilusión! El cariño con el que han tratado a Luc ha sido brutal. Se me rompe el corazón de pensar que no nos hemos podido despedir en condiciones.
  • Haber asentado rutinas y procedimientos sólidos que nos han facilitado muchísimo la vida y nos han ayudado a ganar tiempo en el aula. Soy muy fan de una gestión de aula bien implementada!
  • Haber encontrado el equilibrio entre mamá y maestra gracias a la reducción de jornada.
  • Haber logrado optimizar al máximo mi organización en el cole para llegar más liberada a casa, ¡aunque eso supusiera comer en 20 minutos!
  • Haber seguido usando la tecnología como herramienta y no como fin, tanto antes como durante el confinamiento, para hacer el aprendizaje más significativo y atractivo.
  • Haberme quitado la vergüenza y tirarme de cabeza a grabar vídeos, primero para mis niños y luego ya, ¡en YouTube!
  • ¡Haber vuelto a publicar de manera frecuente aquí en el blog!
  • ¡Haberme lanzado a la aventura de la autopublicación lanzando mi primer eBook!

👎🏽 Fracasos 2019-20

  • La gamificación con Classcraft. No me he llevado bien con este sistema, me ha parecido demasiado complejo y complicado dar feedback al momento. Los peques estaban muy ilusionados, teníamos nuestras cartas de recompensa, nuestros equipos, nuestros poderes… pero no he sabido llevarlo bien. No sé si ha sido falta de constancia, desconocimiento de la plataforma… en cualquier caso, FAIL en toda regla de esos que se quedan colgados a medio curso.
  • El haber estado dos meses de baja, aunque no es un fracaso, me supuso un lack of control muy grande que me costó aceptar.
  • No haber estado a la altura emocionalmente durante el confinamiento. La fase de negación me duró mucho tiempo, considero que demasiado.
  • El mal sabor de boca que me deja este último trimestre hace que, en global, la valoración de este curso sea negativa, aún habiendo muchísimas cosas positivas.

💭 Reflexiones

El curso 2019-20 ha sido… horrible. Se me ocurren muchos adjetivos para definirlo, pocos hay positivos. Creo sinceramente que éste ha sido el peor curso escolar en mis 10 años de docencia, o, al menos, ahora me nace valorarlo así.

Septiembre empezó ilusionante, después de un verano muy duro a nivel personal, llegó mi nueva compi al cole y nos lanzamos de cabeza al flexible seating. Diseñar el aula, buscar los materiales, introducir el nuevo sistema a los peques, ver donde la habíamos liado, corregir errores, ver sus caras de ilusión al entrar, observar sus reacciones y su manera de trabajar en este nuevo ambiente… ¡Fue todo un subidón! Realmente los retos así hacen que le pongas más ilusión a lo que ya es rutinario después de años haciendo lo mismo, ¡me encanta!

Íbamos avanzando en un primer trimestre lleno de novedades y de ganas de mejorar, los peques respondiendo, ilusionados, y yo me sentía con mucha energía, el hecho de tener una reducción de jornada por primera vez me hacía sentir que llegaba mejor a mi papel de madre y a mi papel de maestra, y eso me empujaba a seguir intentándolo hacer lo mejor posible en ambos roles. Me sentía más presente, que llevaba todo al día: programaciones, correcciones, materiales nuevos, feedback, orden en el aula, propuestas para Leo en casa… hasta que llegó noviembre.

El día 1 de noviembre nos trajo una gran sorpresa: Luc estaba en camino. Pero claro, cuando has perdido dos bebés en lo que va de año, lo último que haces es dar saltos de alegría. Toda mi energía se focalizó en proteger a ese embrión, y en todo veía peligros: un pinchazo aquí, una presión allá, un dolor agudo, … No sé cuántas veces llegué a ir a urgencias, y en realidad siempre había algo de lo que preocuparse. Al poco, el ginecólogo me recomendó coger la baja por riesgo en el embarazo hasta que todo estuviera en su sitio, y por primera vez, así lo hice. Luc iba creciendo, iba avanzando y me iba diciendo que todo iba a ir bien, aunque yo no lo viera. Estuve dos meses en casa, todo seguía su curso, pero Leo no lo llevaba bien, y en realidad yo tampoco: me sentía culpable por haber dejado mi lugar de trabajo y tener más tiempo libre hacía que mi cabeza no parase de dar vueltas a todo lo que podía salir mal.

El nuevo año nos regaló una ecografía de 12 semanas perfecta, y con ella calma: calma para poder dar la noticia, calma para volver a trabajar, calma para saber que todo iba por buen camino y retomar algo de normalidad. Regresé a la escuela, ¡nunca olvidaré las caras de mis niños al darles la noticia! Y por fin pude encontrar mi foco, lo que mi cerebro necesitaba: la pasión de un oficio que te llena, que no te deja parar de pensar ideas y maneras de cambiar las cosas.

Y llegó el 12 de marzo. El día que lo cambió todo, para todos. El día en que el miedo se instaló en las vidas del mundo entero y nos hizo volver a lo esencial: asegurarnos de que la gente a la que queremos está bien. Nada más importaba. Al principio yo estuve a la expectativa: a tope en casa con propuestas para Leo, y en el cole un poco en “modo negación”. Pensaba que iba a ser poco tiempo, que no hacía falta agobiar a los peques… En lugar de crear tareas, les preparé una entrada en el blog del centro con recursos para practicar en casa.

Luego, después de Semana Santa, “bofetada” de realidad: esto iba para largo. Y yo seguía en modo negación, no le veía el sentido a preparar materiales ni actividades si no era para disfrutarlos juntos, si no podía ver sus reacciones, comprobar si entendían las propuestas, saber si estaban motivados… Las videoconferencias ni se me pasaban por la cabeza: ¿cómo asegurarme de que podían conectarse todos? ¿Y los que no tenían medios? Empecé a grabar vídeos con propuestas semanales para inglés y science y poco a poco me fui sintiendo mejor. Al mes, me reconcilié con las videollamadas: ahora sentía que necesitaba ese contacto, esa manera de recuperar la humanidad en la docencia, y nos pusimos en marcha.

Pero el teletrabajo lo puso todo patas arriba: decenas de tareas para revisar y corregir, vídeos por grabar, un peque reclamando atención constante, videollamadas interrumpidas, insomnio agotador (aunque fructífero!), vuelta a la preocupación por pinchazos aquí y allá, una cabeza que no dejaba de dar vueltas con proyectos e ideas, emociones en modo montaña rusa (a veces a tope con ideas nuevas, a veces en modo “¡a tomar por saco ya todo!”), y sobre todo vuelta a esa sensación que odio tanto: el saber que no estás llegando a nada y que lo estás haciendo todo a medias. He sentido que no estaba haciendo bien mi trabajo como docente, porque a nivel emocional yo no estaba lista para acompañarlos, ni como madre, porque estaba (¡estoy!) agotada, sobre todo físicamente.

Pero ha llegado junio, y con él, para mí, la calma. Me he tenido que apresurar a cerrar el curso escolar, las evaluaciones y tareas del final (¡y mi proyecto del eBook!) para poderme centrar en lo más importante de este año: Luc. Yo, ¡que tenía planificado dedicarle todo el tercer trimestre en exclusiva! No ha podido ser, como tantas otras cosas. Igual que no han sucedido los nervios de la última semana, las “guerras” de agua, los juegos, los bailes, los desayunos de clase, los homenajes, los abrazos o las despedidas. Y eso me deja un sabor de boca horrible. Por no haber acabado el curso en condiciones, y por considerar no haber estado a la altura.

¡Gracias por leerme!

Un abrazo,

Anna

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